jueves, 4 de diciembre de 2008

Reconciliación

Me he reconciliado con Paul Auster: acabo de terminar Un hombre en la oscuridad y me ha encantado.
Y con Woody: debo de ser de las pocas personas de mi entorno que reconoce que le ha gustado V.C.B.



Y el vino 'No Phone' con habas.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Del borsalino a las botas caídas

Yo quería un borsalino, y justo cuando aprendí cómo se llamaban esos pequeños y coquetos sombreros, aparecieron como setas en las tiendas de todo a cien y en los puestos de ferias. Y ante tanta saciedad, desistí de mi idea.

Los sombreros siempre me han llamado poderosamente la atención, y recuerdo que a los 12 o 13 -en ese momento en que deseas ser mayor para vestir de mayor y tu madre se vuelve loca tratando de encontrar ropa adecuada a tu tamaño y ‘su’ estilo-*, empecé a desear uno.

Pero mi progenitora, que pasó por la misma fase en su momento, siempre apostillaba que se trataba de una moda que reaparecía en mi ciudad cada Navidad, y que una vez que se acabaran las fiestas y las “chicas de Madrid se fueran”, me sentiría ridícula llevando sombrero y no me lo pondría nunca. -Obviamente, me imaginaba que en Madrid todas las veinteañeras chic llevaban sombrero en invierno-.
También me planteé la opción de pedir uno por Reyes, y guardarlo para el año siguiente, pero claro, Reyes estaba demasiado cerca del final de las vacaciones, es decir, del fin de la temporada sombreril, y las modas en cuanto a formatos y colores, podrían cambiar…
Incluso llegué a probarme varios, pero no acabé de decidirme...

Me resarcí de mi capricho post-adolescente pocos veranos más tarde, cuando empecé a usar sombreros de paja, estilo panamá principalmente, en la playa y en el campo. Unos de paja, otros de algodón con cinta negra... Los he guardado durante años, y han sobrevivido a varias mudanzas, menos a la última. Y además, este año me ha dado por las pamelas. Cosas de la edad.

Y si el borsalino ha sido el complemento del verano en todo el mundo (no hay famoso que no haya salido retratado con uno), el del invierno prometen ser las botas de 'caña arrugada' (seguro q hay un nombre más glamuroso, pero para entendernos:son más bajas que las habituales, y con un efecto 'caído', como llevábamos los calcetines del uniforme en los 80 para parecer menos niñas buenas)
Las botas en cuestión hicieron su presencia, discretamente, la temporada pasada; recuerdo que una amiga estuvo a punto de pagar un auténtico dineral por unas italianas, pero no quedaba número.

En esta primera semana del mes de septiembre, 'las chicas de Madrid' que apostaron por la pieza estrella con un año de antelación parecen ansiosas por mostrar que ellas se adelantaron a las tendencias, y las lucen, pese a las temperaturas veraniegas, con vestidos y eso sí, sin medias. Ayer, callejeando entre Alonso Martínez y Chueca, me crucé con varias –no todas en versión bota de caña caída, todo hay que decirlo- y hoy, en Chamberí, con otra. Me gusta ese look, pero de momento, prefiero que mis pies sigan libres en sandalias de tiras, que bastante largo es el invierno. Todo se andará.


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*Hoy eso ya no pasa, pero en mi época el fenómeno Inditex estaba despuntando, y no se había democratizado la moda de esa manera: pasábamos de las faldas con camisita a juego a los Levi`s 501.

** Mañana le pongo foto

sábado, 12 de julio de 2008


“Tengo que hacerme los pies; vayamos antes de los cócteles y pasamos una tarde Sex and the city".
Ok, ¿por qué no?. Lo que es necesario, es necesario, e ir una semana a la Riviera Maya con pulserita 'todo incluido' no me compensa tanto como estos pequeños placeres cotidianos.

Le soy infiel a Mónica por primera vez en años y me adentro en Alicie in Wonderland.
Confío mis pies a Rebeca, que da forma con mimo a mis uñas, masaje con destreza, y alaba sorprendida la ausencia de durezas, y disfruto del entorno vintage tan de moda en los locales de Madrid.

Llega M, y -¡oh, la, la!-, conoce a la dueña, porque ambas trabajaron años atrás en la misma agencia.
Aprovecho para soltar mi arsenal de preguntas, porque, qué narices, soy periodista, algo cotilla, y siempre me ha fascinado lo de la iniciativa para montar negocios.
Carolina nos acaba haciendo 'precio de clientas', aceptando nuestra propuesta de crear un grupo en Facebook ‘I love Alice in wonderland’, y no se viene de cócteles porque no insistimos.

De camino al de Diego , paramos en el Mercado de la Reina , y los consejos sobre el vino tardan en llegar, pero la tortilla merece la pena y el camarero, que se queda con mi nombre, nos recomienda queso con cebolla confitada. Espectacular.
Empieza el turno de confesiones, y uno de esos momentos en los que te sientes a gusto. Con todo: contigo, con la conversación, con quien estás y con quien responde al sms.
Ni Carrie ni leches, dos tipas de 32 poniendo positivos a sus respectivas vidas después de casi un año de incertidumbre. ¿Tipos guapos al acecho? Ni nos fijamos.


El de Diego me sorprende porque esperaba más, pero a la vez es acogedor.
María Barranco con amigos, cócteles estupendos, música a nivel adecuado para charlar, y de repente, una aparición: Nacho Vegas solo, colocado y perdido.
El hombre que casi conoció a Michi Panero sorprende por su lamentable estado, y en medio de la conversación surgen sentencias de sus canciones.

No aparecen la Rosenvinge ni Bunbury para copear con el gijonés.
Posa su mirada en nuestra mesa, pero no se acerca.
Desaparece cuando el bar se llena, y pedimos el tercer coctel.
María Barranco despliega exaltación de la amistad tarjeta en mano, y nosotras brindamos por la vida.
Nos retiramos a tiempo. Felices y borrachas.

Y para rematar,al llegar a casa,me encuentro en mi correo dos canciones maravillosas.(Gracias, G.)

martes, 8 de julio de 2008

No me gusta dormir con nadie

M. me insta a que escriba una entrada con este título, y yo que soy de natural desobediente, le hago caso.
Porque sí.
Porque gracias a ella y a sus apuntes, pasé del O al 7; de odiar la comunicación corporativa a entenderla en una noche.
Porque M. fue lista y se pasó del periodismo a la publicidad; y del frío, al rock.
Y no digo más.

No me gusta dormir con nadie.
Se lo trato de explicar a mi perro cuando se empeña en subir a mi cama y hacerse un ovillo –¡30 kilos de ovillo!– apoyando su cabeza en mis rodillas.
Le cuento una vieja historia, de la primera vez que compartí cama, y cuando paro de hablar, baja la mirada, y vuelve a depositar su peso sobre mis piernas…
Çest la vie. Se hace querer el muy tirano.





La historia comienza en la post-adolescencia. Tres parejas en una casa del Campo Charro, camas de 1,10, y tres caras femeninas llenas de romanticismo a la mañana siguiente.
Sí, sólo romanticismo.
Suspiros de amor por los pasillos... hasta llegar a la cocina donde ellos esperan con rostros de menos amigos: no han pegado ojo; por nuestra culpa, por nuestra dichosa posición fetal.
Ellos, acostumbrados a sus camas de 90, topando a cada vuelta con "nosotras".
Fin del romanticismo –¡malditos capullos!–. Manía contagiada. Nunca más; dos de 90 o una de 2 metros.

Podría enumerar casos de parejas capaces de compartir lechos de 90. Una, durante más de un año; se rompió la relación, pero aseguran que lo de jugar al tetris por la noche no fue la causa.
Pero no es el caso.
Ni con hermanas, ni con amigas. Prefiero dormir en el suelo, o dar lugar a equívocos al optar por compartir habitación de dos camas con un amigo a cama con una amiga ( ¡Qué caras tuve que ver a la mañana siguiente!..)

Y de repente, te encuentras diciendo la frase de marras, la que da pie al post, la del título .... pero dejando una puerta abierta a compartir vueltas y posición fetal.

(Y a cada vuelta, un beso).

Luces de neón




Too fast, too drunk, too talkative…
¿Dónde están las reglas, las pautas, los códigos?
¿Se leen, se transmiten en el adn, se aprenden a base de leches? ¿tal vez a base de cafés de las cinco de la tarde comentando la jugada, planeándola, con amigas que parecen llevar un saco de consejos en el bolso…?

El año pasado por estas fechas, en una fiesta del verano –camareros con pajarita, música tranquila en el jardín y disco en la bodega…–una rubia exuberante se acopló a mi lado durante la mitad de la noche, mientras se dedicaba a detallarme el éxito de las fiestas que se dedicaba a organizar. “Dame tu email y te avisaré de todas. Va el ‘Todo Madrid’, te encantarán”.

Cuando desapareció, unas amigas europeas exclamaron al unísono, bueno, una en inglés y otra en castellano con toque francés: “¿qué hacías hablando con Samantha?”.
Se referían a Samantha Jones , por supuesto, y nos embarcamos en una conversación sobre los perfiles de las chicas de la serie.
Ellas tenían muy claro que eran Charlotte, lo cual me sorprendió, porque nunca pensé que el efecto empatía de Sarah Jessica Parker,
Carrie, no funcionara para todas las féminas del mundo por igual.
¿Acaso Charlotte no es una falsa mojigata insegura con la red cazamariposas (=hombres) decorada con lazos de Chanel?


He conocido después a más chicas que se sienten orgullosas de que en el test de Facebook sobre los personajes de las series les haya salido la ‘niña bien’.
Pero a muchas más ‘sabedoras’ de ser Carrie antes de pulsar el enter final.
Aunque sin intención de romper ilusiones, en el test sobre si era
Rachel o Monica, mi resultado fue... Ross!!!!; y en el de OC , nada menos que Seth Cohen, aunque esto resultaba obvio al responder positivo a la pregunta de si leía cómic .


Happy couple: el 'estado'
Durante una temporada traté de mirarme en el espejo de las (irreales) chicas de la serie de Manhattan.
¿Ser soltera es ‘eso’? Y no me refiero, sólo, a comprar zapatos , ni a tener ralladuras sobre si subir al chico a casa en la primera o en la cuarta cita, o a beber más de la cuenta y acabar en casa con un desconocido, o medio conocido.

Sinceramente, todo eso me parecía una estrategia para matar el tiempo hasta encontrar marido, porque todas excepto Samantha, que acabó claudicando igualmente, aspiraban al estado de gracia de la 'happy couple'.
Y cuando una de las miembros (sin comentarios sobre el falso femenino del término, please), osaba a abandonar momentáneamente la manada y repetir eso de saltarse el desayuno de chicas de los sábados, morro asegurado de alguna de las ‘amigas’.
¿Acaso esperaban sincronizar los relojes y encontrar pareja al tiempo para no estar nunca solas?
Al menos en Cómo casarse con un millonario, maravilloso Hollywood de los 50, no se empeñaban en disimularlo: dos horas dedicadas al asunto; Lauren Bacall con sombrilla y enaguas; Marilyn, demostrando su vis cómica encarnando a una miope (ella misma lo era), y Betty Grable abriéndose camino a brazadas para no quedar oculta entre dos divas. Grandiosa historia.




Como la vida misma
Tengo cuatro amigas que nunca han visto Sex and the city, aunque les he pasado algún episodio. Nos reunimos muy de cuando en cuando, coordinar fechas es tarea complicada, y nuestras conversaciones se suelen alargar hasta bien entrada la noche poniéndonos al día de los detalles de los meses sin vernos.

En nuestro último encuentro, haces unas semanas, por primera vez en tres años todas estábamos sin pareja, y lo más curioso, de lo más felices por nuestra situación.

Por primera vez, también, respetamos el turno de palabra, nos escuchamos todas a todas, y de manera improvisada, poco a poco, porque no solemos llevar el saco de consejos a nuestras citas, le contamos a una de las cinco cómo veíamos desde fuera una enmarañada historia sentimental en la que estaba perdida desde tiempo atrás.
Sin hablarlo antes, sin ponernos de acuerdo a sus espaldas, de manera improvisada.
Nos agradeció que le abriéramos los ojos, y yo, una vez más, me sorprendí de que ella, la más decidida y arriesgada, aventurera de la vida pero coherente, fuera capaz de pensar en embarcarse por enésima vez en una historia cuyo final conocía de antemano.

Supongo que hay ocasiones en las que el resplandor del luminoso que ‘invita’ a parar o a seguir te deslumbra tanto que eres incapaz de leer lo que pone….

Too fast, too drunk, too talkative:
Elementos suficientes para un ces't fini inmediato que no fue tal.
Pero cuando la historia se reposa, se ve con otros ojos.
Y a mí, las luces de neón me hacen hoy tanto daño, que ni entornando los párpados soy capaz de leer el contenido.
Ni con gafas de pasta, ni con gafas de sol.

viernes, 27 de junio de 2008

Microapuntes




Hoy tengo el día inspirado para escribir microrrelatos; he buscado algún concurso que me pudiera reportar algo de pasta para fundirla al borde del mar, pero el único que he encontrado da como premios un lote de vino de calidad regular.

El Twitter mola para el tema, pero con una red social y un blog es sucifiente para mí, teniendo en cuenta que me paso el día frente al ordenador.

-Mi primer microrrelato tien de base una queja de ascensor de una vecina argentina:
"El verano es para que los millonarios disfruten las fiestas nocturnas a bordo de su yate; para los pobres tanto calor es un castigo". Amen.

-Este es de cosecha propia:
"Las treintañeras de mi entorno parecen haber enloquecido en cuestión de hombres: infidelidad propia, causa ajena de infidelidad y robaligues de amigas".


- "Las mujeres consideran que la treintena fue la mejor época de su vida en perspectiva, me dice alguien. Y lo único que no pongo en duda es lo de la perspectiva".

- Lastfm mola para música en inglés, pero dile que quieres escuchar a los Hombres G y sale Estopa; que quieres flamenco, y sale Ketama...

El lunes más, que no llego a mi cita de chofer y aún tengo que rehacer la maleta.

martes, 10 de junio de 2008





Me gusta 'robar' fotos en los museos.
Qué se le va a hacer. Me ha dado por ahí.
Otros 'delinquen' de otras manera.

miércoles, 4 de junio de 2008

De la primera a la cuarta/te tengo que enamorar

La felicidad como estado continuo no tiene sentido.
Es mejor anhelarla y una vez hallada, disfrutarla en dosis suficientemente placenteras y largas como para volver a salir en su búsqueda.

Hedonismo.
Cuando se encauza en el placer como fin supremo, se vienen a llamar hedonismo
Y, para que negarlo, a casi todos nos gustaría ser miembros de ese club. Pero excepto para Alberto Caeiro y algún otro soñador, encontrar esa felicidad sumamente placentera suele estar unida a disfrutes materiales poco propios de sueldos mileuristas.

No dejes que la realidad estropee un sueño.
Pero hay excepciones, seres que saben manejar el asunto de los ceros con maestría, y disfrutar de placeres gastronómicos de alto standing sin renunciar a otros.
Los trucos son cosa de ellos.
Sólo adelanto uno: cocinar en casa, lo que lejos de ser una carga, le añade un plus placentero.

El armario de las galletas.
Una pareja de seres, humanos y hedonistas de la gastronomía, me invitan a pasar unos días en su casa cordobesa, y yo, ilusa de mí, les llevo como obsequio una caja de galletas belgas Jules Destrooper

Agradecidos, la abren, las prueban, sonríen después de darme las gracias efusivamente y reñirme por llevar nada… y las guardan en un armario lleno a rebosar de galletas Cadbury de todas las variedades...

"Las compramos en un supermercado de productos europeos la semana pasada”.
Todo perfecto, si no fuera porque el supermercado en cuestión dista 250 kilómetros de su casa y fueron específicamente a ello…
No compraron sólo las galletas, por supuesto; añadieron al carro de la compra una amplia variedad de quesos -que degusté el viernes por la noche-, humus griego, patés, algas, vinos… Entre estos, un Moscato d'Asti con el que acompañamos el sábado un arroz con navajas y buey de mar, rematado con un brownie casero con helado de dulce de leche.

“De la primera a la cuarta, te tengo que enamorar”. (sevillana)
Para ‘bajarlo’, improvisamos un curso acelerado de sevillanas del que saqué dos sabias lecciones.
La primera, que como casi todos los bailes en pareja, las sevillanas son un cortejo, todo un ritual de gestos, movimientos y cruces en los que no hay que perder nunca la mirada del contrario.

La segunda, que llegué pensando que mi nivel de sevillanas era de 2/10 y resultó ser de -5/10... ¡Mucho arte, niñas, mucho arte!

Algarabía de cierre.
El cierre de la feria fue con juegos artificiales, y el de mi estancia cordobesa, con espuma de melón, wok con algas y setas, y otras delicias gastronómicas.

Voy a apuntarme a la escuala hedonista, aunque sea en el curso de refuerzo...

jueves, 29 de mayo de 2008

Variaciones con Elegy como base




No he leído a Philip Roth, ni lo tengo en mi lista de próximas lecturas.

Cuando empecé a trabajar, el entorno cultureta con el que trataba, estaba enganchado a John Irving, y como aspiraba a ser como ellos, me leí prácticamente todas sus novelas: Una mujer difícil, El hotel New Hampshire , Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, El mundo según Garp

Alternaba Irving con Eduardo Mendoza (Sin noticias de Gurb, La aventura del tocador de señoras, Una comedia ligera…) y, casualmente, hace un par de años puse punto y final a las lecturas de los dos novelistas.

A las del español, cuando tras 20 páginas y varios intentos por seguir leyendo Mauricio o las elecciones primarias, lo deseché por aburrido y sinsentido.

A las del norteamericano, cuando llegué a la última línea de Hasta que te encontré

¡1019 páginas de sobrexceso de datos superfluos, de historias vanales y sobre todo, de sobrexceso de ego de escritor! Adios, Irving.





No he leído a Philp Roth, decía, pero he visto casi toda la filmografía de Isabel Coixet

Y aunque críticas y críticos anunciaban que en nada se parecía Elegy a la novela The dying animal, de la que en teoría era adaptación cinematográfica, la taquillera soltó una frase definitiva: “Te gusta Coixet, tienes que verla”.
Y la vi, y me aburrí y me sorprendí. Pero no la voy a comentar; no tengo ganas.

Sin embargo me encandiló la música de piano que conforma la mayor parte de la banda sonora, y estuve atenta a los créditos hasta que aparecieron los musicales: Erik Satie.

¿Quién me había hablado hacía poco de Erik Satie? No tardé mucho en recordarlo, bueno, en que me lo recordara, pero menos aún en conseguir unas magníficas grabaciones de las Gymnopedies, Ogives y otras composiciones de Satie interpretadas por Reinbert De Leeuw.

lunes, 26 de mayo de 2008

UNA PUERTA DE DUBLÍN (una puerta de difícil acceso y fácil huida si se coloca el sillín)











VICEVERSA
Mario Benedetti


Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.

Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

O sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa

martes, 13 de mayo de 2008

'Jolan' y 'Toumatito'

Pepe Habichuela viene a ser a David Holland lo que Michel Camilo a Tomatito.

Cuando el pianista dominicano y el guitarrista almeriense José Fernández Torres, Tomatito, actuaban juntos en ese matrimonio musical que tanto éxito y premios obtuvo, titulado Spain, Camilo, el hombre de las camisas imposibles, alababa el buen hacer del flamenco pronunciando su nombre artístico con ese deje de acento yanki: "¡Toumatiouuuu!”.

Yo los vi hace un par de veranos en el Conde Duque y me han contado que en otras actuaciones fue igual...

Pues bien, el sábado pasado, en el Johnny (http://www.sanjuanevangelista.org/), Pepe Habichuela presentó al contrabajista Dave Holland con su peculiar acento andaluz , algo así como "Jolan" (la primera sílaba, entre 'j' y 'h' aspirada).
En su caso, fue sólo al finalizar el concierto.

Madiraje entre flamenco y jazz, aderezado por una percusión que recibió grandes aplausos. Remate final a una comida que fue alabada por los tres grandes paladares que se sentaron a mi mesa, - ¡uf!-, y cuya sobremesa estuvo también amenizada por la guitarra de una futura ‘estrella’ ¡en directo en mi salón! ¡qué afortunada!;).

No encuentro en Youtube una actuación de los dos juntos, pero no me extrañaría que repitieran.
Dejo esta de Habichuela y su hijo Josemi Carmona, que estaba también en el escenario del Johnny,

viernes, 9 de mayo de 2008

Semana intensa



El lunes me ‘mato’ en el gimnasio, al ritmo de las órdenes de Arturo, que se toma a chufla las dietas y chilla con voz impostada “recordad que hacer todo esto sólo os da derecho a comer 100 gramos de fruta”. También se ha inventado una canción, que canta con tono de marcha militar para infundarnos ánimo y con la que consigue que nos ríamos pese a la 'tortura': “¡A!, con alegría; ‘E’, con entusiasmo; ‘I’, con ilusión…

El martes nos invitan a los periodistas al pase de Carnaval, la obra teatral que protagoniza Nuria González en el teatro del Círculo de Bellas Artes, del autor del Metodo Grönhoml. No acaba de convencerme, entre otros motivos, porque aún tengo reciente el recuerdo del Rey Lear de Juan Mayorga que vi justo antes de Semana Santa en el Teatro Valle-Inclán (están de gira, así que si tenéis oportunidad de verla, no lo dudéis). Entre el público, rostros conocidos, como el del actor Diego Martín (Aquí no hay quién viva, Hermanos y detectives…) y el segundo de Tito Valverde en El Comisario. ¡Pero sobre todo el de Inma Muro, ex compañera de Interviú Digital con la que había perdido el contacto! Tratamos de ponernos al día en los cinco que minutos que restan para que empiece la obra y quedamos para comer la próxima semana.


El miércoles acabo en Casa Parrondo, donde los pinchos que acompañan gratuitamente a las consumiciones son generosos. Está al lado de la plaza de las Descalzas, así que es una buena opción para tomar algo antes o después de ver la exposición de Modigliani en la sede de Caja Madrid. Pero antes conozco a Mariano Turiel, presidente del Casino de Madrid, hombre de la Ilustración, sabio en mil materias, gran conversador… me rindo ante sus conocimientos, su humildad, su coherencia ... y él sonríe ante mi cara de asombro.

El jueves escucho por primera vez en directo el Bolero de Ravel en el Auditorio, junto a otras obras: Ruslan y Luzmila, de Glinka y Sheherezade y Capricho español, de Rimski-Korsanov . ¡Una maravilla! Las notas se deslizan por el salón y nos embelesan.


.
Hoy cocino (?¿!!), porque mañana vienen a comer a casa amigos, y después acudiré a un concierto de fusión de jazz y flamenco: nada menos que Dave Holland y Pepe Habichuela.

Seguiré contando, digo... 

martes, 6 de mayo de 2008

Dèjá vú (alterado)



El lugar: Hotel Utopia, Benalup-Casas Viejas, Cádiz. (www.hotelutopia.es)
El instante: baño de espuma en la bañera con patas de la habitación Tango.
La música: Billie Holiday (en ‘realidad’ era Ella F., pero el recuerdo me ha venido escuchando a Billie en mi Ipod).
Complementos: Copa de whisky de Malta, sólo con hielo, encima de la mesita, que tomo a sorbos mientras leo. (No recuerdo a quién, tal vez a Auster, tal vez a otro. Fueron tres meses de viajes en los que me acompañaban diversos libros).

¡Quiero volver al Utopia!
Lo recomiendo.

martes, 29 de abril de 2008

Zaplana se va, y le echarán de menos

Zaplana, mi otrora compañero de gimnasio, abandona la política y se deja tentar por la empresa privada. Otro más.

Soraya S.d.S., su sustituta, apunta ante los medios, con la soltura y el desparpajo que la caracteriza, que le van a echar "mucho de menos".

¡Qué grande! ¡Voy a acabar haciéndome del club de fans de esta chica, y eso que es de Valladolid!

José Luis, Bibi, Carme y los demás... (de sufragistas a ministras---)


Escucho la lista de ministros que ha nombrado José Luis Rodríguez Zapatero y me asalta una idea: este hombre quiere figurar en los libros de Historia. Mi pensamiento, aunque parezca gratuito, se justifica en un dato que apunta la periodista de Radio Nacional al leer el perfil de la nueva ministra de Igualdad, Bibiana Aído, de 31 años: la segunda más joven tras Federica Montseney en el gobierno de la II República.*

Si la semana después de las elecciones Soraya Saez de Santamaría protagonizaba covers (por ejemplo, la del suplemento de El Domingo de El País), tertulias e informativos, ahora le toca el turno a esta joven andaluza a la que Rodríguez Zapatero le ha tornado el cargo de diputada por Cádiz, antes de jurarlo en el Parlamento andaluz, por el de ministra.

Tengo la impresión de que ZP ha realizado algunos nombramientos de su segunda legislatura como un desvío de atención sobre el hecho de que haya sido elegido en segunda vuelta. ¿Qué comentarista va a ser tan soso de utilizarlo como arma arrojadiza teniendo ‘carnaza’ como una mujer embarazada de siete meses a cargo del ministerio de Defensa?
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* Es curioso. Han pasado unas semanas desde que escribí este artículo, y no he vuelto a ver referencias a Montseney, sino a que Aído es 'la ministra más joven de la democracia'.

**Carme está en boga. No para de viajar a misiones donde se encuentran tropas españolas tratando de legitimar su cargo, pero todos miramos a su barriga y pensamos en los riesgos que su empeño en demostrar que es más que válida para el cargo pueden tener para su futuro hijo.

lunes, 14 de abril de 2008

Las niñas ya no quieren ser princesas ni modelos...


Las niñas ya no quieren ser princesas, hace tiempo que dejaron de quererlo –pese a Letizia–, ni siquiera modelos –aquí la selección natural impone mano dura.
Ahora las niñas quieren ser diseñadoras de moda, o analistas de tendencias, o directoras de marketing de una firma de renombre...

La semana pasada acudí a un curso de comunicación y moda en el que más de la mitad de los asistentes, gran mayoría femenina, 'of course', estudiaban una carrera relacionada con alguna de las dos temáticas, o con las dos a la vez (proliferan titulaciones de manera sorprendente).

En las excursiones al baño, durante los descansos, se escuchaban conversaciones sobre un futuro próximo, y antes de mencionar lo de incorporarse a la vida profesional, todas apuntan un destino mágico: Nueva York. El nombre de la ciudad norteamericana también surge durante las ponencias, y es que parece que para acceder a algún cargo en este sector hay que pasar una temporada allí.
(Lo más curioso es que todo el mundo asocia Nueva York a Manhattan y a las chicas de Sex&The city , justo ahora que los turoperadores empiezan en promocionar ‘el otro Nueva York’ para ser más chic; aunque lo mismo esto, por ahora, sólo lo saben los periodistas de viajes y aún no ha llegado al conocimiento del resto de los mortales).

Isabel Fernández de Córdova hizo un apunte curioso sobre el tema:
cuando vivía en NY, la serie de Carrie Bradshaw y sus amigas triunfaba, en su tercera temporada, y ella se preguntaba si las neoyorkinas imitaban a los personajes de la serie o estos se inspiraban en las mujeres que
habitan en la isla. La directora de comunicación de Bimba y Lola – con muchas tablas en esto de las exposiciones públicas–, recordaba que el último capítulo de las serie se rodó en París porque la firma Christian Dior había pagado una alta cantidad para que Carrie entrara en su tienda, y en Chanel tampoco perdieron comba y pusieron otro pico para que paseara con bolsas de la firma por las calles de la capital francesa.

Se me ocurre que hubiera sido más divertido ver a Carrie entrar en Colette, ese templo del diseño donde todo lo que entra se convierte en ‘moda’, y que de paso se encontrara allí con Mr. Big embelesado con la última colección de corbatas de Lanvin. (“Hola Carrie, querida, ¿cuál crees que me queda mejor?”).
En una visita de cuatro días a París no quise dejar de visitar esa tienda sobre la que tanto había leído, y cuando entré me decepcionó un poco; o al menos no me impresionó tanto como que las cuatro primeras parisinas a las que pregunté la dirección exacta, elegidas por su atuendo, no supieran de qué les hablaba. Çest la vie.

viernes, 11 de abril de 2008

Marta Rivera de la Cruz


Ayer entrevisté a Marta Rivera de la Cruz, para el periódico que dirijo, Galicia al día.
(En mi tarjeta de visita, debajo del cargo, voy a añadir: “Sí, soy de Salamanca. No, yo tampoco lo sé”.)

El nombre me sonaba de haberlo leído en firmas de reportajes ¬-es colaboradora habitual de El País Semanal- y en artículos que tratan sobre sus libros, pero antes de prepararme la entrevista no sabía dar el título, ni aproximado, de una sola de sus novelas. Yo no, pero decenas de miles de lectores sí, puesto que Marta quedó finalista del Premio Planeta en 2006. Y aunque la sombra de Pompo, el ganador, era larga y estrecha, como él, el nombre de la escritora lucense cobró la fuerza y el empuje que proporciona el más mediático de los premios literarios; y si de su novela Que veinte años no es nada (ganadora del Premio Ateneo Joven de Sevilla) se sacaron tres ediciones de 5.000 ejemplares, Tiempo de prodigios se tuvo una tirada de 80.000.

Marta es guapa y sabe sacarse partido. Ha escrito sobre moda, personajes históricos… Le apasiona Rosalía de Castro y cuando Alfonso S. Palomares la invitó a impartir una conferencia en la institucion que dirige, la Casa de Galicia en Madrid, escogió como tema a la autora de Follas novas.
La lucense habló con tal contundencia y seguridad - la que da conocer bien un tema-, realizando un recorrido conjunto por la vida y obra de Rosalía, insinuando que las separaciones entre Murguía y su esposa eran sospechosamente prolongadas, que dejó boquiabierto al público que, como yo, nunca la habíamos escuchado.
El aplauso se prolongó más de lo habitual en estos casos, y el comentario general que se oía entre los asistentes era que se había hecho corto.

Nadie dijo “qué chica tan mona”, sino “qué bien habla, cómo se expresa, qué pena que haya acabado ya…”. Porque Marta tiene la virtud de que cuando habla, su mensaje supera en interés e intensidad a su belleza, a su estilismo: No es que lo menosprecie ni que lo cubra, sino que lo ‘elimina momentáneamente de la percepción sensorial del oyente, y así permite centrar los sentidos en la forma de comunicar que tiene esta periodista de raza que combina escritura, periodismo, conferencias y vida de manera envidiable. Y sin restar tiempo a nada, a amigos, familia, conferencias…
Por algo la gran Antonia Kerrigan se fijó en ella para ser su agente, y presentó, sin que ella lo supiera, su novela En tiempo de prodigios al premio Planeta.


Blog de Marta: www.Martariveradelacruz.com

lunes, 7 de abril de 2008

Pensamientos sin rumbo

- Me apetece leer a Pessoa. De hecho, el día que me ‘descubrieron’ al poeta, disfrazado de Caeiro, sentí que escribía para mí. Y como otros pensaron lo mismo, he de pasarme por la librería, La Modesta, por supuesto, para poder cumplir el deseo de alimentar mi espíritu. (La tableta de chocolate espera en casa).

......

- Amy me pone. ¿Qué esencia le añade la chica del ojo extravagantemente subrayado a sus composiciones, y a su manera de cantar, para que al escucharla me den ganas de subirme a la mesa y mover las caderas al ritmo que desgrana con sus ‘No, no, no….’ (Rehab) o su Me & Mr. Jones? www.amywinehouse.co.uk


...............

- ¿Por qué los alcaldes de ciudades varias se empeñan en decorar las calles con ese odioso árbol conocido popularmente como ‘platanero’, pero no reparten antihistamícos ni kleneex gratis a los que luchamos por respirar cuando a la dichosa planta le da por florecer?
....

miércoles, 2 de abril de 2008

Te echaré de menos hoy

Pese a que hoy no tenga (tantos) deseos 'de huir' el día antes de mi cumpleaños a un hogar acogedor sito 220 km de aquí, intuyo que mañana te echaré de menos.

La treintena, ese estado


Según me voy adentrando en la treintena, me voy dando cuenta del filón que este grupo de edad ha supuesto para guionistas y escritores.

Si la adolescencia es una especie de preparación para la vida adulta, la treintena implica generalmente una sensación de indefinición que algunos viven como una segunda adolescencia y otros, como la última oportunidad antes de dejar de pertenecer a ese estatus que es 'la juventud'. Esto último puede ser tanto un pensamiento ocasional –que surge como un escalofrío en amigas de 30 y tantos felizmente casadas y con dos hijos (“Veo Anatomía de Grey y pienso: qué bien os lo montáis los solteros”)–, como algo fijo que se implanta en el subconsciente de ellas y ellos, y provoca la ruptura de parejas de años, ante el miedo, casi nunca reconocido, a perderse algo mejor fuera. Desde ese momento, tanto unos como otros, tras un pequeño duelo, se suelen apuntar a ese carro de segunda adolescencia, sin saber qué buscan ni qué hallarán en el camino.

Yo, por hoy, busco horas para recuperar el sueño perdido el fin de semana y música que me ayude a sobrellevar la agotadora mañana salpicada de agujetas. A corto plazo, tiempo para seguir leyendo la estupenda novela que compré antes de Semana Santa, Ella, tan amada, y para disfrutar otro capítulo de la serie Carnivale (sólo la puedo ver en el dvd del salón, y por ahora, a Ana no le gusta). Y a medio, la forma de combinar trabajo con tres apetecibles viajes: fin de semana largo en Berlín; feria de Córdoba y visita a San Sebastián.

Ah, y comprar un maravilloso bolso en Piamonte como autoregalo de 32. ¿Por qué resignarse a tener 'uno menos' ? ;)

www.hbo.com/carnivale

miércoles, 12 de marzo de 2008


Los seguidores de Harry Potter acuden a las librerías el primer día que un nuevo libro de la saga sale a la venta, y yo hago lo mismo con cada novela de Paul Auster.
El autor de la Trilogía de Nueva York suele publicar un libro por año, del mismo modo que Woody Allen dirige una película. Y casualmente, las dos obras que se presentaron en España en el 2007, tanto la cinematográfica del genio de Manhattan, Cassandra's Dream, como la novela del de Brooklyn, Viajes por el Scriptorium me decepcionaron. Como soy apasionada seguidora de los dos, lo 'justifiqué' pensando que Austertenía la mente ocupada en el rodaje de Martin Frost y Allen en su siguiente proyecto (la película que rodó en Barcelona con Javier Bardem, Penélope Cruz y Scarlett Johansson).
A los genios creativos se les perdona todo (o casi todo, que no es lo mismo pero es igual, como dice Silvio).
Voy a pasarme por la página de Auster - www.paulauster.co.uk- a ver si le ha dado por desvelar qué se trae entre manos.

Loach y Laverty se quedan obsoletos




Los títulos de Ken Loach llevan asociados una carga de contenido social, independientemente de que el contexto de la historia transcurra en Inglaterra a mediados de los 90 (Sweet sixteen, 2002) o en Irlanda en 1920 (El viento que agita la cebada, 2006). Las historias del tandem Loach-Laverty su guionista habitual, (y pareja de Iciar Bollaín desde que se conocieron en el rodaje de Tierra y Libertad, 1994) siempre me habían resultado interesantes, pero su último trabajo, It's a free world, me ha decepcionado. Paul Laverty y Ken Loach han ideado un personaje sin escrúpulos que se apoya en una secundaria algo forzada, Rose, que inicialmente tiene dudas pero que luego se lanza a la misma empresa que su amiga; cuando ve que la ambiciosa rubia cruza una línea tras la que no parece haber retorno, se desmarca de ella, al mismo tiempo que cualquier empatía del espectador con Angie desaparece.
En mi opinión, Loach y Laverty caen en varios recursos fáciles, como meter con calzador en la historia a un niño, el hijo de Angie, la protagonista, que se pega en el colegio por defender a su madre (¿por qué?) y un despido injustificado salpicado de machismo para vendernos el personaje de Angie como una madre coraje.
El tandem L&L debería renovarse para seguir brillando.

jueves, 6 de marzo de 2008

Descubrimientos cinematográficos


Descubrimiento 1- Muere Roy Scheider, el jefe de policía de Tiburón, y me hablan de All that jazz (1979). De momento sólo he visto el número final de esta peli cuyo título remite a otra, Chicago (2002), y es apoteósico (adjunto el link).
www.youtube.com/watch?v=bNcl0L7eJUY

Descubrimiento 2- Los acordes de Henry Mancini invaden la redacción desde hace días. Suena Moon river, el tema principal de Breakfast at Tiffany's (1961)y en mi cabeza aparece la imagen final 'made in Hollywood' de la cinta – que poco tiene que ver con el de la novela de Capote–: Audrey Hepburn buscando a Gato. Siguen sonando los temas y pregunto de qué película es uno que no logro identificar. Pertenece a la banda sonora de Once upon a time in America (1984). Me dan datos de la película pero concluyo que no la he visto. “¡¿Cómo puede ser?!”. Y eso mismo es lo que yo me pregunté después de verla el viernes pasado.

lunes, 3 de marzo de 2008

Mi pasión por el cine I



Hace más de una década me contagié de la sana afición de acudir al cine una vez por semana. En Salamanca, a los Van-Dyck; en Madrid, a los de las calles Fuencarral y Luchana. Compensando épocas como verano y navidad, en las que los títulos comerciales invaden la cartelera, y con otras que en las que acudíamos entre semana además del sábado o el domingo, sale una media de tres películas al mes; 36 al año; ¡unos cuatrocientos títulos, de los que por supuesto, no podría nombrar de memoria más de una docena. ¡Por qué no los apuntaría en un cuaderno de esos que se pusieron de moda a mediados de los 90, tipo agendas temáticas: ‘mis pelis favoritas’, ‘mis libros’, ‘mi música’… (Voy a ver si existe una moleskine cinematográfica).


Que no acudiera antes al cine con frecuencia, no quiere decir que no nutriera mi vena cinéfila a través de la televisión. La pasión por los grandes clásicos estadounidenses la comparto con mi padre, con quien me quedaba viendo la tele hasta horas que escandalizarían a los Lunnis, esperando que acabara Casablanca, Gilda, ¡Qué Bello es vivir!, Con faldas y a lo loco… Otras, como Ninotchka, Gran Hotel y El halcón maltés las grababa en vídeo cuando en la 2 de TVE, que por aquella época se llamaba ‘la segunda’, las programaba a media noche o la 1 de la madrugada; mientras que títulos como Vive como quieras y Doce hombres sin piedad los conocí gracias a la madre de mi amigo Michel, que tenía una gran videoteca en VHS.
Me encantaban las mujeres de Lubitcht y Howard Hawks, con esa fuerza, esa seguridad en si mismas, siempre perfectamente vestidas, peinadas y acompasadas… Y guardo un grato recuerdo de las primeras veces en las que vi dos de las versión cinematográficas más conocidas de la obra teatral The front page (Primera plana) tanto la dirigida por Billy Wilder (1974), con Jack Lemmon, Walter Matthau, como de la de Howard Hawks, His girl friday (1940), con Cary Grant y Rosalind Russell.


Pero hay una amplísima época de la historia del cine que es para mí una gran laguna tanto en títulos como en actores: la de las décadas de los 60, 70 y 80.

viernes, 29 de febrero de 2008

Llega antes el 28...

Una vez cada cuatro años, y en ocasiones, cada menos, el último día del mes del febrero pasa a ser el penúltimo. De pequeñas, una amiga del colegio decía que los que nacieron un 29 de febrero cumplían años cada cuatro. Y una sucesión de incógnitas (¿pasarían de 4º a 8º directamente?, ¿cómo podrían soportar pasar tres años sin fiesta ni regalos de cumpleaños? ¿estarían cuatro años sin crecer y pegarían un gran estirón el día 28 por la noche?) venían por nuestras mentes...
… ¿En qué momento dejamos de hacernos esas preguntas y de repente la respuesta se nos hace clara como el agua?

¡Achissss!

Si sumergiera mi antebrazo derecho en un bote de pintura y lo apoyara después en un lienzo en blanco, podría intentar vender el resultado como obra de arte moderno. Unas ampollitas de diferentes tamaños, algunas como una moneda de 2 céntimos, a las que los médicos se refieren con un nombre que empieza por ‘b’ y que no recuerdo, tratan de avisar ‘a quien corresponda’ de que pongan candados al campo para que yo no pueda acceder a él bajo amenaza de rinitis. ¡Las ampollas chivatas no han visto la llave maestra que cuelga de mi llavero!

En el brazo izquierdo, otras de tamaño apenas perceptible, (re)confirman lo ya sabido: que cambie el zumo natural por el de bote, y que retire de mi dieta dos de mis alimentos favoritos: el melón y los frutos secos. La doctora Reig insiste en que comerlos es mucho más peligroso de lo que yo, que nunca he dejado de hacerlo, creo, y logra arrancarme la promesa de que al menos en quince días no los ingiera.
(Supongo que el hecho de que su marido sea periodista y hable con fundamento de la mala vida de este curro contribuye a que congenie con ella hasta ese punto ;)).

jueves, 28 de febrero de 2008

Olas que vienen y después se van


- "¡Hola! ¿Te acuerdas de mí?"
(Te acuerdas de mí)

- "Claro qué me acuerdo de ti"
(Cómo olvidarte)

- "Viajamos juntos por el Universo"

- "Visitamos la Antártida, y París. Observamos el mundo desde lo alto de Montmartre..."

- "... Con la espalda apoyada en la pared del Sacré Coeur..."

- "Y montamos en globo sobre el Serengeti"
(Cómo olvidarte)

- "¿Qué sucedió?"
(¿Qué sucedió?)

- "Se nos agotó el billete de ida"

- "¿Y no pudimos recargarlo?"
(¿Realmente no pudimos?)

Casilda salío del agua, con la ropa empapada. Escurrió su vestido, lo estiró al sol, y volvió a sumergirse en el mar, a nadar plácidamente entre las olas.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Kafka en la orilla o la adicción a Murakami


Haruki Murakami crea adicción. De su mano paseas por el borde que separa realidad e irrealidad. Con sus palabras que forman historias, te sumerges en tu interior y recorres recovecos, algunos algo oxidados por falta de visita.
Sus personajes, en ocasiones, hablan por ti, y te arrastran a su trayecto hacia el abismo, pero lo curioso es que los acompañas encantado y sin angustia.

Murakami crea adicción, y propone nuevas lecturas o relecturas y discos que rescatar. No en vano, a además de lector empedernido el escritor japonés fue propietario de un club de jazz, y su pasión por la música, de casi todos los géneros, se nota en sus escritos. (Ahora busco la composición El trío del archiduque , de Beethoven).

A la salida del trabajo vuelvo a casa con la (falsa) intención de ir al gimnasio, y mientras mi espíritu desdoblado se desliza en la elíptica (suerte para él que podrá lucir palmito), mi otro yo, del que se refleja la sombra completa en la calle, deja su forma en el sofá, tratando de avanzar hacia el final de Kafka en la orilla. Pero el río de páginas, ideas, y metáforas discurre más despacio que el coche de Oshima…
Puede que en el fondo sea lo que deseo, que no acabe nunca, porque sé que cuando lea la última línea y regrese a la dedicatoria de la primera página y relea la contraportada y la breve del descripción sobre el autor en la solapa, echaré de menos a Tamura y a Nakato y la apacibilidad de la biblioteca.
Porque cuando la piedra de entrada se cierre para siempre, no habrá vuelta atrás.

Garrapatero, aquí te espero (...) en el Desván del duende...


Definitivamente, ha llegado la primavera.
Claro que aún puede irse y volver a regresar, pero hay señales que la delatan: ese picor de piel y de nariz, ese moqueo, esa tos tonta. De momento, antes de echar mano de los antihistamínicos, combato los síntomas de la alergia con Las macetas de colores del grupo extremeño El desván del duende.
Camino por la calle con el Ipod a todo volumen, canturreando aquello de 'las faldas de mi niña están colgadas/en la copa de un pino piñonero'.... Y de repente, descubro que entre las 415 canciones que descargué del Itunes de la comuna cacereño-salmantina hay una decena del Desván. Y paso una 'mañana flamenca', moviendo los pies debajo de mi mesa de trabajo.


Para los que no lo conozcan, en la web del grupo www.eldesvandelduende.com pueden escucharse algunos temas

Y a los seguidores y futuros seguidores, seguro que les apetece echarle una vistazo al blog de ese poeta moderno (entendiendo la 'modernez' desde Sabina a nuestros días) http://josemanueldiez.blogspot.com

martes, 26 de febrero de 2008

Charlie Wilson y Cometas en el cielo: Afganistán antes y después


La primera vez que vi el trailer de La guerra de Charlie Wilson no daba crédito; lo primero que pensé es que se trataba de una película de argumento estúpido por la que Tom Hanks y Julia Roberts, inexplicablemente, habían decidido apostar. (En mi descargo hay que apuntar que el trailer era una sucesión de escenas hilarantes que vistas luego en el contexto de la película causan menos estupor). Lo que me sorprendió aún más es que se tratara de una historia real.

El día después de que se estrenara fui a verla. Le dedicaré otro post más adelante, pero ahora quiero apuntar que lo que sucedió antes de la intervención soviética en Afganistán, y los desastrosos efectos que ésta tuvo en la población y en el desarrollo del país, se puede descubrir en la páginas de Cometas en el cielo. Un título que pronto cobrará notoriedad, cuando se estrene en España la adaptación cinematográfica, y por el que Alberto Iglesias estaba nominado a los Oscar por la composición musical.

Falling Slowly (Oscar Winner 2008 )

Once gana un Oscar a la mejor canción.
Primero agradece el premio Glen Hansard y cuando le cede el turno a Markéta, cortan el sonido y los dos músicos y protagonistas de la cinta se retiran del escenario. Poco después el presentador de la gala sale a pedir disculpas y Marketa tiene la oportunidad de agradecer el premio. Algo inédito en la gala de los Óscar, pero merecido.
El momento está recogio en Youtube, y también la canción.


La primavera ha venido y no sé cómo ha siiiiido!


Vuelvo andando a casa, son las 7 de la tarde ¡y hay luz! ¿Acaso las lluvias de la semana pasada han adelantado la primavera? Percibo dos detalles que ayudan a confirmar mi suposición. El primero es que los hombres empiezan a devorar con la mirada a las féminas, y viceversa*. ¡Si hasta yo, que no me he retocado el maquillaje desde esta mañana y no sé hasta qué punto de mi melenón se han escurrido mis horquillas me siento objeto de ojos, cuanto menos, deseosos! ;)

El segundo es una escena curiosa: una vigilante de la ORA acaba de colocar una multa en un parabrisas cuando la cabeza de una treintañera, con un teléfono en la oreja, aparece por la ventana de un primer piso y chilla "¡No me ponga la muuulta, que estoy bajaaaaaando!". Tan pasmada como yo, pero haciendo acopio de sangre fría y 'galones' ante la osada infractora, la vigilante responde: "Ya te la he puesto". Pero en lo que acaba de decir la frase cambia de opinión y rectifica: "Vale, pero baja ya".

* : Supongo en el ámbito gay pasará lo mismo, pero no me fijo

martes, 19 de febrero de 2008

Zanetti

En ocasiones un artista de la música vive puerta con puerta y no lo sabes. Muere, y te enteras por los periódicos. No sucedió en Nueva York, sino en Madrid. El pianista se llamaba Miguel Zanetti, aunque para nosotras era el señor de al lado que hacía ruidos raros con la garganta cuando coincidíamos en el ascensor. Un amigo dice que a lo mejor componía melodías en su cabeza y las tarareaba.

La Bohème

Sobre mi mesa del trabajo reposa una caja llena de cd’s de óperas compuestas por Puccini. Y en mi cabeza resuenan los primeros compases de la Bohème. He descubierto la Ópera con esta obra y no me atrevo a traicionarla escuchando otras.

viernes, 15 de febrero de 2008

De paseo por IFEMA


Cibeles regresa a IFEMA y se pierde el encanto de ver hundirse entre la grava del Retiro los tacones desproporcionados de algunas atrevidas espectadoras. Y el encanto del Retiro en sí, por supuesto...
Coinciden ARCO, Casa Pasarela y Cibeles, y las fashionistas se mezclan con los profesionales de la decoración y los coleccionistas de arte moderno. Las botas negras de caña alta y el 'total look' en los estilismos femeninos unifican a las asistentes a todos los pabellones.

Mientras algunas dudamos, por cuestiones de presupuesto, entre escoger el abrigo negro de Kina Fernández (foto) o el de Carmen March, otros no pestañean a la hora de decidir que se llevan 'puesta' esa foto de un artista emergente, a medio millón de las antiguas pesetas.

ARCO rebosa vida, gente, dinero y desorganización... Los dos pabellones creados para la ocasión, 12 y 14 se ubican detrás de los pares, a la altura del 4 y del 6, y acceder a ellos desde la entrada principal es toda una odisea. Por no hablar de las acreditaciones de prensa... pero los estrenos es lo que tienen.

martes, 12 de febrero de 2008

Pleasures compartidos




Mis madre viene a Madrid (mi padre también, pero de reuniones), y vivimos un día de lo más hedonista. Y todo, sin estar programado: pasamos cuatro horas viendo la exposición de Picasso en el Reina Sofía (www.museoreinasofia.es), comemos en un hindú y pasamos la tarde en los sofás del Me by Meliá (www.museoreinasofia.es).
La mejor manera de disfrutar de la exposición es alquilando un audioguía: a veces explica puntos de un cuadro en los que nunca te fijarías, contextualiza las obras, las compara, incluso te invita a que seas tú quién descubra trazos y significados con sólo unas pistas… Conviene hacer un descanso y no ver de golpe las cuatro salas. Y la cafetería de la parte nueva, en el exterior, es un buena opción.

Embriagadas de Picasso, y sonriendo al acordarnos de algunas de las últimas esculturas (como 'Carrito de bebé'), llegamos hasta el edificio de CaixaForum, donde ultimaban los preparativos para la inauguración. Decidimos recorrer todo el perímetro de la manzana que ocupa, pero a mitad de trayecto nos llama la atención un restaurante hindú y entramos a comer. ¡Y resulta que a mi madre le apasiona el pollo al curry y el arroz basmati!

Para rematar la jornada, hacemos el intento de tomar café en el Penthouse del hotel Me by Meliá, pero, pese al sol de enero, no está abierto el servicio de terraza. Nos 'conformamos' con volver a disfrutar de las maravillosas vistas que hay desde esa azotea('Madrid bajo el sol invernal de media tarde', podría titularse la estampa), bajamos a aposentarnos en los sofás de la cafetería.
Sirven café de Nespresso, recién 'exprimido' en la correspondiente cafetera, y al mencionar el camarero las cápsulas de colores, me acuerdo de un artículo leído recientemente sobre la tienda en Madrid de la marca (webelieveinbeauty.blogspot.com)
Al día siguiente, alguien comenta que nunca hubiera podido pensar que 'hedonista' y 'madre' fueran términos afines. Y yo sonrío pensando que lo mejor para rematar la jornada hubiera sido un masaje o una visita a los baños árabes.

Picasso, el hombre


Picasso no fue hombre de una sola mujer. Y no tuvo pudor ninguno en solaparla y en demostrar al mundo que lo hacía.
Como ejemplo, estos dos retratos de Retrato de Marie-Thérèse (1937), esposa, y Retrato de Dora Maar (1937), amante, en la misma postura.

martes, 5 de febrero de 2008

'Once', imágenes y melodías que retratan Dublín




Once es Dublín, un trocito de Dublín -Grafton St- al que John Carney , el director de la cinta, nos traslada. Porque mientras nosotros ‘creemos’ que estamos sentados en la butaca del cine, lo que hacemos es pasear junto a Glen Hansard por una de las calles más comerciales de la capital irlandesa en busca de Markéta Irglová, escuchar sus canciones y sentirlas. Y sufrir con él la incertidumbre entre apostar por un amor lejano o luchar para que florezca uno más complicado pero cercano y que, como poco, ayuda a curar la soledad.
Once es Dublín convertido en pentagrama y reconstruido a partir de las notas que Hansard desgarra en su guitarra. Es poesía musicada, soledad acompañada, amor reinterpretado. Es la belleza de una ciudad de cuento de hadas convertida en canción e interpretada con la pasión que sus protagonistas, músicos profesionales convertidos en actores ocasionales, ponen a esta historia, ideada por John Carney.
El director confió en el solista del grupo en el que tiempo atrás tocaba el bajo (The Frame) y en una joven música checa de 19 años para que, además de actuar, compusieran la banda sonora de este largometraje musical y no se equivocó. Como ‘recompensa’, uno de los temas de la cinta, Falling Slowly, está nominado a los Oscar como mejor canción, aunque según informaciones reciente, la academia está comprobando si cumple los requisitos exactos para formar parte de la candidatura.

lunes, 4 de febrero de 2008

Maribel Verdu, ¡por fin!


Maribel Verdú gana el Goya y me sorprendo pegando un brinco en el sofá de mi casa cuando anuncian su nombre. ¡Con lo mala actriz que me ha parecido siempre y cómo me gustó en Siete mesas de billar francés! Gracia Querejeta le ha regalado a Maribel uno de los mejores personajes de su carrera, ella lo sabe y se lo agradeció en su discurso.
Al escuchar su nombre, la actriz tardó unos segundos en recomponerse y colocar en su cara esa mueca de sorpresa tan suya, tan de la ocasión. Y después de besar a Pedro Larrañaga, su marido, se acercó a Blanca Portillo, su compañera de reparto, y la invitó a subir al escenario. Eso lo supimos después, de boca de Maribel, porque Blanca, obviamente, la dejó disfrutar a solas de su momento.
Maribel sabía que merecía el premio, pero también que la gran favorita era Belén Rueda y que en San Sebastián habían ‘preferido’ a su compañera de reparto en Siete mesas.... (quien generosamente dijo aquello de 'Blanca Verdú y Maribel Portillo' y que Maribel repitió, Goya en mano, aunque, no sabría decir por qué, pero ya no sonaba tan auténtico). Era la sexta vez que pasaba por esto de estar nominada, y las cinco anteriores había ensayado y utilizado esa sonrisa que los cuatro nominados ponen al escuchar el nombre del ganador . Y tal vez por eso, en esta ocasión le costó reaccionar.

José Coronado quiso emular un ‘momento Peeeedro’ cuando abrió el sobre y leyó inicialmente sólo el nombre: ¡Maribellll!. Y poco después se le saltaron las lágrimas cuando ella comentó lo gratificante que resultaba que además el premio se lo diera uno de sus mejores amigos.
Verdú también tuvo palabras para Elias Querejeta, que hizo un amago de emocionarse, pero el productor donostiarra es perro viejo y de los capa dura. Lo que no significa que no agradeciera su mención. Su hija Gracia, la gran directora, en la misma línea, feliz por el Goya de Maribel y expectante de lo que sucediera en el apartado de dirección unos minutos más tarde.

Tengo la impresión de que Maribel está viviendo su tercera etapa como actriz, una etapa en la que, personalmente, me convence bastante más que en las anteriores. En sus últimas películas ya no esperas que la cuarta réplica que dé su personaje sea en la cama, ya no pone cara de niña tonta, ingenua, ‘sobreactuadamente’ ofendida ; y por supuesto, nadie espera que vuelva a posar en ropa interior para una marca de lencería, como en aquel póster que la propia firma se empeñaba en asegurar que arrancaban de las marquesinas de los autobuses los admiradores de la actriz madrileña. Ya no es la ‘vecina de al lado’, sino una 'actriz seria'.

Recuerdo que cuando anunció su boda con Pedro Larrañaga, yo trabajaba como script en una serie en la que intervenía Luis Merlo. En una ocasión el actor salió de su camerino y se paró donde conversábamos el director y yo, y con cara de sorpresa, sin reparar en ello, o dándole igual, nos interrumpió: “Me acaba de llamar mi hermano Pedro, ¡que se casa con Maribel! ¡Pero si es como nuestra hermana!”. Luis se encogió de hombros y siguió hacia el set de rodaje. Necesitaba contarsélo a alguie, supongo que para asimilarlo, y ya lo había hecho; sin turno de réplica; sin dejarnos confirmar que se trataba de Maribel Verdú.

Intuyo que Pedro tiene mucho que ver en la evolución de Maribel. Es como si él la hubiera ayudado a crecer como persona y como actriz; a encontrarse.
Su gran cambio comenzó en Y tu mamá también: lo bordaba; y su pose más glamourosa, en los actos a los que acudió para presentar y recibir premios por El laberinto del fauno.
Parece claro, Maribel se ha reinventado a sí misma. Ha dejado atrás una niñez en la que estaba obligada a comportarse como adulta, y ha descubierto que el lado cándido y glamuroso vende más que los escotes y las poses sensuales.
Y encima, por fin, la academia ha reconocido su trabajo. ¿Qué más puede pedir?


Web de la película: www.sietemesas.com

P.D.: Alberto San Juan se hizo con el premio al actor protagonisa masculino por Bajo las estrellas, una de las mejores películas que he visto este año.
El fundador de Animalario lo borda: su personaje enamora a Emma, a su hija en la ficción y a quien esto firma. Alberto, periodista de carrera y actor profesional, es un seductor nato a quien le gusta provocar con la palabra. Y en el discurso de agradecimiento lo volvió a demostrar.