martes, 5 de febrero de 2008

'Once', imágenes y melodías que retratan Dublín




Once es Dublín, un trocito de Dublín -Grafton St- al que John Carney , el director de la cinta, nos traslada. Porque mientras nosotros ‘creemos’ que estamos sentados en la butaca del cine, lo que hacemos es pasear junto a Glen Hansard por una de las calles más comerciales de la capital irlandesa en busca de Markéta Irglová, escuchar sus canciones y sentirlas. Y sufrir con él la incertidumbre entre apostar por un amor lejano o luchar para que florezca uno más complicado pero cercano y que, como poco, ayuda a curar la soledad.
Once es Dublín convertido en pentagrama y reconstruido a partir de las notas que Hansard desgarra en su guitarra. Es poesía musicada, soledad acompañada, amor reinterpretado. Es la belleza de una ciudad de cuento de hadas convertida en canción e interpretada con la pasión que sus protagonistas, músicos profesionales convertidos en actores ocasionales, ponen a esta historia, ideada por John Carney.
El director confió en el solista del grupo en el que tiempo atrás tocaba el bajo (The Frame) y en una joven música checa de 19 años para que, además de actuar, compusieran la banda sonora de este largometraje musical y no se equivocó. Como ‘recompensa’, uno de los temas de la cinta, Falling Slowly, está nominado a los Oscar como mejor canción, aunque según informaciones reciente, la academia está comprobando si cumple los requisitos exactos para formar parte de la candidatura.

lunes, 4 de febrero de 2008

Maribel Verdu, ¡por fin!


Maribel Verdú gana el Goya y me sorprendo pegando un brinco en el sofá de mi casa cuando anuncian su nombre. ¡Con lo mala actriz que me ha parecido siempre y cómo me gustó en Siete mesas de billar francés! Gracia Querejeta le ha regalado a Maribel uno de los mejores personajes de su carrera, ella lo sabe y se lo agradeció en su discurso.
Al escuchar su nombre, la actriz tardó unos segundos en recomponerse y colocar en su cara esa mueca de sorpresa tan suya, tan de la ocasión. Y después de besar a Pedro Larrañaga, su marido, se acercó a Blanca Portillo, su compañera de reparto, y la invitó a subir al escenario. Eso lo supimos después, de boca de Maribel, porque Blanca, obviamente, la dejó disfrutar a solas de su momento.
Maribel sabía que merecía el premio, pero también que la gran favorita era Belén Rueda y que en San Sebastián habían ‘preferido’ a su compañera de reparto en Siete mesas.... (quien generosamente dijo aquello de 'Blanca Verdú y Maribel Portillo' y que Maribel repitió, Goya en mano, aunque, no sabría decir por qué, pero ya no sonaba tan auténtico). Era la sexta vez que pasaba por esto de estar nominada, y las cinco anteriores había ensayado y utilizado esa sonrisa que los cuatro nominados ponen al escuchar el nombre del ganador . Y tal vez por eso, en esta ocasión le costó reaccionar.

José Coronado quiso emular un ‘momento Peeeedro’ cuando abrió el sobre y leyó inicialmente sólo el nombre: ¡Maribellll!. Y poco después se le saltaron las lágrimas cuando ella comentó lo gratificante que resultaba que además el premio se lo diera uno de sus mejores amigos.
Verdú también tuvo palabras para Elias Querejeta, que hizo un amago de emocionarse, pero el productor donostiarra es perro viejo y de los capa dura. Lo que no significa que no agradeciera su mención. Su hija Gracia, la gran directora, en la misma línea, feliz por el Goya de Maribel y expectante de lo que sucediera en el apartado de dirección unos minutos más tarde.

Tengo la impresión de que Maribel está viviendo su tercera etapa como actriz, una etapa en la que, personalmente, me convence bastante más que en las anteriores. En sus últimas películas ya no esperas que la cuarta réplica que dé su personaje sea en la cama, ya no pone cara de niña tonta, ingenua, ‘sobreactuadamente’ ofendida ; y por supuesto, nadie espera que vuelva a posar en ropa interior para una marca de lencería, como en aquel póster que la propia firma se empeñaba en asegurar que arrancaban de las marquesinas de los autobuses los admiradores de la actriz madrileña. Ya no es la ‘vecina de al lado’, sino una 'actriz seria'.

Recuerdo que cuando anunció su boda con Pedro Larrañaga, yo trabajaba como script en una serie en la que intervenía Luis Merlo. En una ocasión el actor salió de su camerino y se paró donde conversábamos el director y yo, y con cara de sorpresa, sin reparar en ello, o dándole igual, nos interrumpió: “Me acaba de llamar mi hermano Pedro, ¡que se casa con Maribel! ¡Pero si es como nuestra hermana!”. Luis se encogió de hombros y siguió hacia el set de rodaje. Necesitaba contarsélo a alguie, supongo que para asimilarlo, y ya lo había hecho; sin turno de réplica; sin dejarnos confirmar que se trataba de Maribel Verdú.

Intuyo que Pedro tiene mucho que ver en la evolución de Maribel. Es como si él la hubiera ayudado a crecer como persona y como actriz; a encontrarse.
Su gran cambio comenzó en Y tu mamá también: lo bordaba; y su pose más glamourosa, en los actos a los que acudió para presentar y recibir premios por El laberinto del fauno.
Parece claro, Maribel se ha reinventado a sí misma. Ha dejado atrás una niñez en la que estaba obligada a comportarse como adulta, y ha descubierto que el lado cándido y glamuroso vende más que los escotes y las poses sensuales.
Y encima, por fin, la academia ha reconocido su trabajo. ¿Qué más puede pedir?


Web de la película: www.sietemesas.com

P.D.: Alberto San Juan se hizo con el premio al actor protagonisa masculino por Bajo las estrellas, una de las mejores películas que he visto este año.
El fundador de Animalario lo borda: su personaje enamora a Emma, a su hija en la ficción y a quien esto firma. Alberto, periodista de carrera y actor profesional, es un seductor nato a quien le gusta provocar con la palabra. Y en el discurso de agradecimiento lo volvió a demostrar.